viernes, 25 de junio de 2010

Sexto día - Arzúa - Santiago de Compostela (23/06/2010)

Nos levantamos por la mañana con el pensamiento en que era la última etapa de nuestra aventura y que después de los rodado, 39 km. que era el total de la etapa hasta Santiago eran como un paseo.

Desayunamos con Vicente tal y como habíamos quedado la noche anterior y antes de partir Piri tuvo una conversación con los 3 bicigrinos que habían llegado la tarde anterior. Resultó que eran dos señores holandeses y uno canadiense de unos 70 años que llevaban 2.500 km. de camino en bicicleta. Habían salido hacía 5 semanas de Holanda y tenían previsto llegar hoy como nosotros a Santiago. Nos dejaron con la boca abierta, si nosotros creíamos que habíamos hecho una proeza a su lado eramos unos aficionados del camino.

Emprendimos la marcha hacia Santiago a las 8:00 y a esa hora ya hacía una calor insoportable, del frío matinal de León a la calor de Galicia había una diferencia abismal. La mayoría del camino transcurría entre bosques de eucaliptos que nos regalaban una sombra para soportar mejor la calor que hacía. Los últimos kilómetros se hacían interminables porque ya veíamos el final del camino y cada 500 metros había una piedra con un grabado que nos indicaba la distancia que quedaba para el final. Fueron un sinfín de subidas al sol que se hacían interminables pero nos empujaba que estábamos a 4 pedaladas del Santiago.




Vicente se empeñó en rellenar con todos los sellos posibles la credencial y nos hizo para en cada bar, cafetería, camping, iglesia, colegio o cualquier otro lugar donde poder conseguir un sello.







Al llegar al Monte do Gozo, que por cierto, aún estamos buscando el monte, encontramos una gran cantidad de peregrinos con una cara sonriente porque estábamos tan solo a 4 km. de Santiago y veíamos que llegábamos al lugar que tanto nos había costado alcanzar.

De nuevo vimos a Rafa el cordobés y nos saludamos con la misma alegría de siempre, o en este caso más porque Santiago estaba a la vuelta de la esquina.

Descendimos desde el Monte do Gozo y en pocos minutos llegamos a la entrada de Santiago. Seguimos las indicaciones de las flechas que durante todo el camino nos habían orientado y llegamos a la plaza do Obradoiro. Nos encontramos con el holandés de esta mima mañana y nos hizo unas fotos a Piri, Vicente y a mi como recuerdo del final del camino.




Fuimos a la oficina del peregrino a recoger nuestra compostela que al contrario de lo que nosotros pensábamos, solamente tardamos 5 minutos en conseguirla.







Nos hicimos unas cervezas con Vicente para celebrarlo y nos despedimos de él que continuaba su camino hasta Vigo. Realmente resultó ser un buen compañero de viaje.

Nuestro final de fiesta fue la cena que nos pegamos Piri y yo de pulpo a la gallega y arroz con marisco con un buen vino en el caso de Piri.

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