viernes, 25 de junio de 2010

Quinto día - Loyo (Portomarín) - Arzúa (22/06/2010)

A las 8 habíamos quedado con Vicente para emprender la marcha, eso sí, sin desayunar, porque el dueño de la pensión para dar un mejor servicio no abre hasta las 11:00, no sabemos que peregrino va a esperar hasta esa hora para desayunar y comenzar la jornada, pero esa era la política del negocio de este señor.

Avanzamos con el fresco y la abundante niebla hasta Portomarín, unos 4 km., que particularmente en mi caso sin haber desayunado no me hacía ninguna gracia empezar a pedalear.

Al llegar a Portormarín en el primer bar que vimos entramos a desayunar. Tino el propietario muy amablemente y de muy buen humor nos sirvió unos cafés y unas tostadas que fueron como un regalo. Al estar desayunando los 3, vimos entrar por la puerta a José Manuel el de Gijón, que de nuevo provocó una alegría y unas risas en nosotros. Él había salido esa misma mañana desde Sarria y llevaba ya unos 24 km. de camino entre la gran cantidad de niebla que había a esas horas de la mañana en esa zona.

Desayunamos juntos y empezamos el ascenso de los 11 km. de subida entre la niebla. A partir de esta zona empezamos a ver gran cantidad de peregrinos a lo largo de todo lo que restaba de camino, cosa que en las etapas anteriores no había sido así, ya que acostumbrábamos a ver solo de vez en cuando a algún peregrino caminando solo o a pequeños grupos.


Casi al final de la subida conocimos a otro bicigrino que le bautizamos como el "Italiano", rodó varios km. con nosotros pero se quedó atrás en una de las subidas. Simpático el chico e inocente, pues nos dijo que Italia en el mundial como siempre a trancas y barrancas llegaría a la final y ganaría, como vimos días después fue eliminada en la primera ronda.

A partir de esta zona empezó el camino más bonito de todo lo que llevábamos recorrido, era la auténtica Galicia. Avanzábamos entre bosques de eucaliptos con el fresco de las sombras durante gran parte del recorrido.



En Palas del Rei hicimos una parada para coger fuerzas con un buen bocadillo y curiosamente nos sellaron la credencial del Peregrino en el cuartel de la Guardia Civil. Desde aquí hasta Arzúa el camino entre bosques era un auténtico rompe piernas con cambios de bajadas y subidas constantes. Como los últimos días a partir de las 12 del mediodía la calor era insoportable, bebíamos litros y litros de líquidos sin que nos quitará la sed.


Al llegar a Arzúa coincidimos de nuevo con el de Gijón, que después de 70 km. nos costó convencerlo para que finalizara la etapa allí y que no continuara, porque su intención era de avanzar varios km. más. Realmente un personaje admirable.

Piri y yo decidimos cambiar la pensión donde íbamos a dormir que no nos hizo mucha gracia por un hostal de reciente inauguración que por precio y servicio era imposible negarse a quedarse en aquel lugar a descansar (Pensión-Restaurante O Retiro). Vicente al tener que pagar una habitación individual y tener mayor coste que nosotros al compartir habitación decidió ir a otra pensión más económica pero quedando a cenar con nosotros. Llegaron antes de cenar un grupo de bicigrinos de avanzada edad que al igual que nosotros decidieron quedarse en el mismo alojamiento.

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